Hoy, 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Toda enfermedad es dolorosa, pero creo que el Alzheimer es una de las enfermedades más crueles que existen en la actualidad. Quien la padece se va desconectando poco a poco, pero irreversiblemente, de la realidad, hasta el punto de cambiarle la personalidad. Es más, el deterioro cognitivo acaba por transformarse en un deterioro físico. Otro de los aspectos crueles de la enfermedad es también el deterioro que sufre la persona que se ocupa del paciente de Alzheimer, el cuidador. Esta es la que se lleva la peor parte, pues la enfermedad del otro (normalmente, un ser querido) les absorbe poco a poco su dedicación hasta transformarles totalmente su propia vida: abandono de hábitos saludables, distanciamiento de amistades, deterioro físico y psíquico,... La desaparición del enfermo les devuelve de repente a una vida que ya no conocen y que perdieron hace tiempo detrás de su labor de cuidado del paciente, produciéndoles un vacío vital difícil de llenar.
En España, cada año aparecen 40.000 nuevos casos de alzheimer, y cualquiera de nosotros podría ser uno de ellos. Se calcula que en España existen 700.000 personas con Alzheimer, de las cuales hasta 200.000 podrían estar sin diagnosticar. Además, se estima que por cada paciente diagnosticado hay dos personas en su entorno afectadas por la situación, lo que supone hasta un total de 1.500.000 afectados por la enfermedad. A estas cifras se suman la estimación de los expertos que indican un diagnóstico anual de 150.000 nuevos casos.
Se ha estudiado los efectos benéficos de la música sobre los enfermos de Alzheimer y se ha comprobado que unas de las últimas áreas en verse afectadas por el deterioro cognitivo son las encargadas de la memoria musical y la capacidad de sentir emociones. El proyecto "Música para despertar" descubrió que la música devuelve momentáneamente la confianza en sí mismos a los pacientes de Alzheimer, hasta el punto de despertarles momentáneamente emociones profundas que hacía tiempo que no sentían y recuperar cierta autonomía, hasta el punto de volverles a hacer sentir personas. Se comprobó que poniendo a un paciente un tema musical que conocía, de repente empezaba a recordar la letra y tarareaba la melodía, provocándole intensas emociones. Es una prueba más del efecto benéfico y sanador de música sobre el cuerpo humano.
Para que veáis los efectos que produce la música sobre un paciente de Alzheimer, os dejo este vídeo, cargado de emotividad, en el que puede verse las impresionantes reacciones de una persona con un serio deterioro cognitivo ante la escucha de un tema musical que le es conocido. Os recomiendo que dediquéis algo más de dos minutos y medio de vuestro tiempo a verlo.
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