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jueves, 17 de enero de 2019

Fallece el Profesor Gil Carlos Rodríguez Iglesias


Esta mañana ha fallecido en Madrid el Prof. Gil Carlos Rodríguez Iglesias a consecuencia de una enfermedad degenerativa. Había nacido en Gijón el 26 de mayo de 1946. Era Catedrático de Derecho Internacional Público y ejerció la docencia en las universidades de Oviedo, Friburgo de Brisgovia, Autónoma de Madrid, Extremadura, Granada y Complutense de Madrid. Fue titular de la cátedra Jean Monnet de Derecho comunitario europeo de la Universidad Complutense de Madrid. También ocupó los cargos de director del Departamento de Estudios Europeos del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, y de director del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos.

El Profesor Rodríguez Iglesias era Doctor honoris causa por las Universidades de Turín (Italia), Babes-Bolyai de Cluj Napoca (Rumanía), del Sarre (Alemania), San Clemente de Ohrid de Sofía (Bulgaria), así como de las Universidades españolas de Oviedo y Cádiz. En noviembre de 2017 le fue concedida la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, distinción que se concede únicamente a personas físicas españolas o extranjeras que hayan contribuido en grado extraordinario al desarrollo de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia o la investigación, siempre que sea patente el nivel excepcional de sus méritos.

Quizás su faceta más conocida fue la de Magistrado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Fue el primer Juez español del Tribunal de Justicia, responsabilidad que desempeñó desde enero de 1986 hasta octubre de 2003, llegando a presidir dicho órgano entre los años 1994 y 2003.

Carezco de títulos para glosar los méritos y la trayectoria intelectual del Profesor Rodríguez Iglesias, existiendo personas que desempeñarán perfectamente dicho cometido. Sin embargo quiero dejar constancia del gran aprecio personal que sentía por él, y no me resisto a contar el porqué. En los años 80 del pasado siglo, cuando yo escribía mi tesis doctoral sobre un tema de Derecho comunitario (el libre movimiento de capitales en la CE y la normativa española sobre inversiones extranjeras) y, por tanto, yo no era más que un simple doctorando del área de Derecho Internacional Privado, el Profesor Rodríguez Iglesias, Catedrático de Derecho Internacional Público y ya entonces Juez del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, me prestó ayuda facilitándome materiales del Tribunal que yo necesitaba para mi investigación. Es preciso recordar que en esos años no existían, ni de lejos, los medios con los que contamos ahora para consultar y obtener los materiales de estudio. Así, para poder leer las sentencias del Tribunal de Justicia había que esperar a su publicación en la Recopilación oficial, lo que se demoraba años. El Profesor Rodríguez Iglesias había dado indicaciones a su secretaria personal para que me proporcionase los documentos que yo solicitase, de manera que a los pocos días de telefonearle a su despacho de Luxemburgo y hablar con su secretaría yo recibía en la Facultad un sobre del Tribunal con el texto de la sentencia. Todavía guardo algunas de esas resoluciones. Estoy seguro que yo no era la única persona objeto de sus atenciones, pero siempre le agradecí, y jamás he podido olvidar, su amabilidad y generosidad hacia un simple doctorando, que ni siquiera era de su área de conocimiento.
Tras su regreso de Luxemburgo, coincidimos en algunos actos, como el de su Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oviedo, acto de investidura que fue conjunto con el Profesor Julio D. González Campos. La última vez que coincidí con el Profesor Rodríguez Iglesias, y hablamos largamente, fue en la Universidad Complutense, como miembro del tribunal que juzgaba una tesis doctoral en el que él era el Presidente y yo vocal. Después intercambiamos algún correo electrónico en el que yo le felicitaba por algunas de las distinciones que recibió.

Para mí, el Profesor Gil Carlos Rodríguez Iglesias fue sobre todo, y además de un gran jurista, una excelente persona; una 'buena persona' si se me permite la expresión. Por eso me ha apenado especialmente saber de la degradación física a la que lo ha ido sometiendo su enfermedad a lo largo de estos últimos años.

¡Descanse en Paz el Profesor Gil Carlos Rodríguez Iglesias!

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