Feliz Navidad a los amigos y lectores de Conflictus Legum. Siguiendo con la costumbre de este blog en estas fechas, es dejo unas breves reflexiones sobre los difíciles momentos que están viviendo muchas personas de nuestro entorno, esto es, del denominado 'cuarto mundo'. Las dificultades que están padeciendo muchas personas, nos presentan un panorama sombrío, que puede empeorar los próximos meses --escuchando los datos 'oficiales', se constata que la teoría de la física cuántica de los mundo paralelos es una realidad--. La situación para miles de familias se ha vuelto desesperada, sin acceso a lo más elemental: la alimentación. A ello hay que sumar las carencias derivadas de la crisis energética. Hay hogares con una constante escasez de alimentos, lo que está generando graves problemas de desnutrición que afectan a las personas más débiles, como son los niños y los ancianos. Gracias a la solidaridad de muchas personas y al trabajo desinteresado de los voluntarios, muchas asociaciones y organismos privados están repartiendo diariamente miles de raciones de comida y de productos alimenticios básicos. Son constantes las campañas de los bancos de alimentos en las que se solicita ayuda para que en estas fiestas todos los hogares tengan comida y no se pase hambre.
Frente a esta situación podemos ayudar a las organizaciones que intentan paliar estas situaciones de carencia extrema. Se trata de realizar un sencillo y efectivo gesto, que si bien no soluciona el problema, ayuda a aliviar los casos más extremos. Para quienes podamos hacerlo, propongo ir al supermercado de mejor precio que tengamos más próximo y comprar unos 20 euros de productos no perecederos de marcas blancas, a elegir entre garbanzos, lentejas, arroz, azúcar, pasta (macarrones, fideos, sopa), aceite de girasol, leche (la leche es un producto muy demandado, por lo que se pueden adquirir varios litros), tomate en lata, conservas de pescado, etc. Una vez adquiridos, los lleváis a la institución que os merezca más confianza: Caritas, Banco de Alimentos, Cruz Roja,... En cada Comunidad Autónoma o en cada provincia hay instituciones y organizaciones de ámbito territorial que están desempeñando una gran labor social. Todas ellas precisan de un aporte constante de materiales para poder repartirlos a quienes lo necesitan. Además, por estas fechas este gesto se ve facilitado, puesto que estas organizaciones suelen realizar campañas de recogida de alimentos en supermercados y grandes superficies. Como podéis ver, no se trata de dar dinero en efectivo (quien quiera y lo considere oportuno, también puede hacerlo) ni de comprar 15 kgs. de cada producto. Es suficiente con comprar unos 20 euros de productos, que serán aproximadamente unos 10 kgs. (depende de los productos). Por esta razón es preferible comprar marcas blancas en supermercados de mejor precio, porque no importa la marca sino el producto y cualquier marca blanca tiene una calidad contrastada y suficiente. Con los productos básicos que he comentado, una familia de cuatro miembros puede alimentarse alrededor de una semana.
Este gesto no arreglará el problema, pero es una manera efectiva de ayudar a paliar problemas reales y actuales de nuestro entorno, a la vez que nos hace sentir útiles frente a ellos. Lo importante es actuar. Como os he dicho, las organizaciones que ayudan a quienes carecen de alimentos precisan de un aporte continuo de materias, y más en estas fechas. Seguro que os agradecerán la aportación. Quienes tenemos la suerte de no vivir estas privaciones, debemos ser conscientes de nuestra situación privilegiada e intentar ayudar a quienes no corren nuestra suerte.
Siguiendo también con la tradición de este blog, os dejo un recuerdo musical para estas fechas. Este año es el simpático villancico peruano "Festejos de Navidad", de Herbert Bittrich y letra de Alfredo Ostoja:
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