La destrucción del patrimonio histórico como crimen de guerra: los Templos Sagrados de Tombuctú, Al Mahdi y la Corte Penal Internacional
Ángeles GUTIÉRREZ ZARZA, Profesora Titular de Derecho Procesal, Facultad de Derecho de Ciudad Real (UCLM)
Diario La Ley, Nº 8664, Sección Doctrina, 14 de Diciembre de 2015, Ref. D-466
LA LEY 7345/2015
El artículo analiza la respuesta dada por la Corte Penal Internacional a la destrucción de una decena de templos sagrados situados en la antigua ciudad de Tombuctú (Mali) que habían sido declarados Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. La destrucción se llevó a cabo por Ansar Dine, un grupo radical islámico de corte salafista-yihadista próximo a Al-Qaïda que participó activamente en el conflicto armado que asoló Mali desde comienzos de 2012. La Sala de Cuestiones Preliminares y la Oficina del Fiscal de la Corte Penal Internacional coinciden en calificar los hechos como crímenes de guerra y, tras solicitar a Níger la entrega del principal sospechoso de su comisión, han fijado el 18 de enero de 2016 como fecha para la audiencia de confirmación de cargos.La investigación abierta por la Corte Penal Internacional contra Ahmad Al Faqi Al Mahdi por la destrucción de los templos sagrados de Tombuctú abre un interesante debate sobre el encaje de determinados supuestos de destrucción del patrimonio histórico en el tipo penal de crímenes de guerra contemplado en el Estado de Roma. Supone, además, un importante reto en materia probatoria para una Corte acostumbrada a valorar informes sobre restos biológicos, inspecciones de lugares donde se han cometido masacres colectivas y testimonios de víctimas de delitos violentos.Además, con el inicio de esta investigación la Corte advierte que la destrucción del patrimonio histórico constituye un delito extremadamente grave que no quedará impune. Se trata de un mensaje importante, necesario y urgente, en un contexto internacional en el que organizaciones como el llamado Estado Islámico financian sus actividades terroristas con el tráfico ilegal de bienes culturales y han causado daños irreparables a joyas milenarias como las ciudades de Nimrud y Palmira.
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