A todos los lectores y amigos de Conflictus Legum les deseo un feliz año bisiesto 2024. Vaya por delante mi agradecimiento a aquellos que en el extinto año 2023 se han cruzado en nuestro camino, haciendo que nuestra vida haya sido mejor, más fácil y alegre. Esperemos que continúen acompañándonos a lo largo de los próximos meses. Por otro lado, todos tenemos amigos o conocidos que no han cruzado con nosotros el paso al nuevo año y aunque no gocemos de su presencia, su recuerdo nos seguirá acompañando.
En el primer día del año, me gustaría resaltar el arte japonés del kintsugi, que consiste en reparar con oro (resina y polvo de oro) las piezas de cerámica que se han roto. Mediante esta técnica de restauración no se ocultan las grietas, sino que se resaltan y embellecen con oro. Los seres humanos tenemos una tendencia inveterada a ocultar y disimular las grietas que nos hacemos por el camino, para que nadie note nuestras debilidades, nuestros fallos, nuestras caídas. Sin embargo, sin dichas 'heridas' no seríamos lo que somos; sin ellas, no habríamos avanzado en el camino. ¿Quién no tiene cicatrices? Entonces, ¿por qué ocultarlas en un afán de crear una falsa imagen de infalibilidad? Forman parte de nuestra vida. Si somos capaces de recomponer nuestras heridas vitales, de repararlas y embellecerlas con el oro de nuestra vida, el resultado será mucho mejor que antes de la rotura. No temamos ser seres 'vintage' y tengamos la valentía en el 2024 de practicar el kintsugi en nuestras vidas, mostrando las heridas que nos hacen más valiosos.
¡Feliz 2024, Federico, y mis mejores deseos! Muchas gracias por el enorme trabajo que vienes realizando desde tantos años con este blog, y con el que muchos/-as nos beneficiamos.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tu constante seguimiento del Blog.
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