viernes, 27 de julio de 2018

Bibliografía - «Cemeterium Nostrum»


«Cemeterium Nostrum»
José Manuel GONZÁLEZ PELLICER, Abogado, Kennedys marine
Diario La Ley, Nº 9248, Sección Doctrina, 27 de Julio de 2018
Un enconado debate sacude Italia con relación al flujo ilegal de inmigrantes por vía marítima. Cierto sector político quiere criminalizar las operaciones de salvamento marítimo de vidas humanas llevadas a cabo por ONGs el Mediterráneo. Sin perjuicio del legítimo debate político, no puede haber un debate jurídico porque, con el Derecho Marítimo en la mano, se mire como se mire, no se puede criminalizar el socorro en la mar.
Las legítimas políticas de control migratorio han de conciliarse siempre con la obligación ancestral, consuetudinaria, legal y moral de acudir, sin poner en riesgo la propia integridad, en socorro y auxilio de la vida humana en peligro en el mar. Criminalizar la encomiable labor de las Organizaciones No Gubernamentales en sus tareas de salvamento marítimo, ya sea deteniendo sus buques o imputando a sus tripulaciones, resulta no solo contrario al principio informador penal de la «Ultima Ratio» sino un torpedo en la línea de flotación de ese que nuestro Tribunal Marítimo Central, en sus múltiples resoluciones confirmando la gratuidad de tales rescates, alude como «Tradicional Deber de Solidaridad en el Mar» (correlativo al que también se predica en las zonas de Alta Montaña). Ningún puñado de votos justifica o excusa la más mínima mella en el duro casco de tal deber, que debe estar grabado a fuego en el código genético de cualquier marino (y, por ende, ser humano). Produce estupor que haya fiscales persiguiendo la labor humanitaria de ONGs en el Mediterráneo cuando, a buen seguro, existen cuestiones más graves que deberían ocupar su valioso esfuerzo inquisidor. Empujados por su inherente falta de escrúpulos y las legítimas pero agresivas políticas anti-migratorias de interceptación en alta mar, los traficantes de seres humanos no han dudado en provocar deliberadamente angustiosas situaciones de salvamento donde han perecido muchas vidas anónimas. Es obvio que sería deseable atajar el problema en origen, evitando que tanta gente desesperada (y al tiempo esperanzada) asuma los riesgos consustanciales de una travesía a bordo de embarcaciones carentes del más mínimo estado de navegabilidad, pero mucho nos tememos que el problema de origen tiene más que ver, en sí, con una motivación irrefrenable a prosperar y huir del propio infortunio. La misma ansia que, por cierto, movió a nuestros ancestros a abandonar secarrales extremeños en busca de florestas tropicales. El que tenga oídos, que oiga.

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